Seduccion. Ligar. ¿Qué les pasa a los hombres?

En estos días de estreno de la película «¿Qué les pasa a los hombres?«, una redactora de la revista MIA se puso en contacto conmigo para que diera mi opinión sobre este tema. En concreto, me preguntaba sobre el porqué de la «torpeza» de algunos hombres para seducir a las mujeres. Le aclaré que mi punto de vista sobre la seducción es unisex, es decir, que la contemplo en igualdad de género, que defiendo los Principios Universales de Seducción, y que si hay torpeza para seducir, o lo contrario, habilidad, no es cuestión de hombres o de mujeres sino, sobre todo, de sentirse valioso.

Aclarar, concretamente, que en el texto donde aparece la palabra «chica» escribí «persona», pero ha sido modificado por la revista. Por cierto, ésta se encuentra a la venta ya en los kioskos, es la nº 1.201, del 14 al 20 de septiembre de 2009 (págs. 20 y 21). Precio: 1,20 €.

Aquí el artículo:

Señalo en color azul la parte del texto del artículo que es de mi autoría (mi participación se encuentra en la parte final).

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ELLOS HAN CAMBIADO, NOSOTRAS MÁS

¿QUÉ LES PASA A LOS HOMBRES?

Su relación con las mujeres va mejorando, pero no todo lo rápido que desearíamos: todavía nos cuesta tanto entenderlos como conseguir que nos entiendan. Y es que no se han adaptado a los nuevos tiempos al mismo ritmo que nosotras. Hablan los expertos. » por Almudena Avendaño.

VALE. ADMITAMOS QUE A VECES SOMOS INCAPACES DE CAPTAR SUS SEÑALES, como ocurre en ¿Qué les pasa a los hombres?, la comedia romántica recién estrenada en España y que está causando furor en EE UU. Pero es que éstas son tan tenues que en ocasiones ni nos llegan y, por si fuera poco, también nos cuesta (y mucho) conseguir que ellos nos comprendan a nosotras. Es el eterno dilema de las historias de pareja.

METROSEXUAL, DESORIENTADO Y CABALLERO

Los hombres han cambiado mucho en las últimas décadas, pero no lo suficiente, ni todo lo rápido que nos gustaría. Se han dado cuenta de que adquirir nuevos hábitos de cuidado personal, utilizar productos de belleza y ofrecer una apariencia más agradable (según los cánones del famoso modelo metrosexual) les reporta cierto beneficio, pero continúan teniendo una facilidad asombrosa para dejar en un segundo plano lo que para nosotras es importante o puede constituir un gran problema.

No funcionan con indirectas. ¡Lo que les faltaba! Bastante desorientados se sienten ya con ver cómo las mujeres avanzan y les comen el terreno día a día; en lo personal, ellas toman ahora mucho más la iniciativa, y en lo laboral, su ascenso es imparable. A veces, lo que les pierde son simplemente las formas. La caballerosidad prácticamente ha desaparecido, pero sería una buena estrategia que la recuperaran: a las mujeres nos gusta.

ESTÁN DESUBICADOS Y A LA DEFENSIVA

Se sienten fuera de lugar, sí, porque la mujer ha cambiado (y mucho) en las últimas décadas y ellos no han sabido adaptarse al mismo ritmo, ni de la forma adecuada. El modelo tradicional de masculinidad, referente para muchos sobre cómo desenvolverse en determinadas situaciones, se basa en los principios de superioridad y sexismo y está desfasado, explica Antonio García, portavoz de la Asociación de Hombres por la Igualdad de Género (AHIGE). «Muchos hombres perciben que lo anterior no sirve pero, como no hemos generado modelos alternativos, acaban echando mano de lo de siempre».

Esto se hace patente en el terreno de la comunicación interpersonal, a la que el modelo tradicional (en el que la mayoría de los hombres se ha socializado) no da ninguna importancia. Cuando entran en juego las emociones, su carencia se agrava y genera grandes dificultades, sobre todo en la pareja. Por ello, es uno de los aspectos en los que hace hincapié AHIGE: «Trabajamos la identificación de las emociones, la gestión madura del mundo emocional, el ponerle nombre a las cosas, poder comunicarte con otras personas y relacionarte, no desde la rivalidad o el poder, sino desde la confianza y la cercanía».

Tampoco vayamos a pensar que todos los hombres se encuentran con estos problemas. «Quienes están teniendo ahora mayores dificultades son aquellos que más han interiorizado en su vida los valores del modelo tradicional, porque la sociedad ha cambiado mucho y los ha dejado fuera de juego». En el ámbito laboral, por ejemplo, hay quienes no saben cómo comportarse ante una jefa o sus compañeras de trabajo, mujeres inteligentes, preparadas y activas que se convierten en peligrosas rivales para ellos. «Se ven atacados, sienten que hay un peligro detrás del avance de la mujer.

Lamentablemente, este problema no sólo se plantea con los directivos de 30 años, sino que seguiremos teniéndolo dentro de 10 o 20 años porque, hoy, a un chico de 17 casi nadie le ha contado que hay otra forma de ser hombre, y eso se traduce en un repunte de la actitud machista entre los jóvenes: están recibiendo el mensaje de la igualdad como si fuera algo contra ellos, cuando en realidad es todo lo opuesto».

SON INCONSCIENTES

Se les tacha de egoístas, porque muchas veces piensan más en sí mismos que en la pareja, pero, según Marisa García de Cortázar, profesora de Sociología de la UNED y ex directora del Instituto de Estudios de Género, no se trata de egoísmo sino de inconsciencia: «Los hombres realmente no se dan cuenta de la importancia que tienen determinados actos o hechos para la vida en común.

Ellos se pueden marchar a trabajar fuera de casa sin que les perturbe absolutamente nada, mientras que las mujeres siempre se van con la preocupación a cuestas. Lo mismo ocurre cuando salen con sus amigos, tienen menos reparo en hacerlo. Un hombre se compra un abono para el fútbol y sabe que se va a ir todas las tardes que haya partido, pase lo que pase. Eso raramente lo haría una mujer».

Y TORPES SEDUCTORES

A veces podemos ser testigos de situaciones ridículas, como un hombre tratando de seducir a una mujer haciéndose el interesante o el ‘machito’, mostrando un ego subido, o al revés, actuando de manera sumisa, como buscando una constante aprobación. Pero es que a ellas, por lo general, no les gusta ninguno de esos estilos. ¿Por qué? Según Alberto Hidalgo, psicólogo y autor del libro Psicología y Seducción, porque se están comportando de forma diferente a como de verdad son, están actuando; «Existe la creencia errónea de que para seducir hay que tener destreza y, sin embargo, no es cuestión de saber sino de sentir, comenzando por sentirte bien contigo mismo, sobre todo cuando estás ante la persona que te gusta. Si te sientes sexy, seguro y atractivo, te verán así».

También influye el miedo a ser rechazados: «Se vuelven torpes, se bloquean, no saben qué hacer ni qué decir. En muchos casos renuncian a la posibilidad de seducir a esa chica con tal de no frustrarse en el intento, esgrimiendo cualquier pretexto como: ¡bah, tampoco me gusta tanto!». El miedo es el gran enemigo de la seducción, al que lo padece se le percibe como inseguro e incapaz. «A todo el mundo le atraen las personas que se sienten valiosas; tenemos un gran olfato para percibirlo aunque no seamos conscientes», añade Hidalgo.

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