¿Hasta qué punto nos importa la belleza externa a la hora de encontrar pareja? ¿Qué tipo de personas son las que eligen más a éstas dependiendo de su grado de belleza?
He encontrado un artículo, que os dejo aquí abajo, que nos habla de una variable bastante peculiar a la hora de dejarnos llevar por la belleza. Algunos psicólogos le llaman el «grado de auto observación», al que le dan el significado de: el grado de importancia que otorgamos a lo que dicen de nosotros.
Personalmente, yo prefiero usar el término «grado de heteronomía vs autonomía«, que también se utiliza habitualmente en psicología. El que muestra autonomía, se rige por sus propios valores y gustos a la hora de decidir, le importa poco lo que opinen los demás; al contrario del que actua con heteronomía, que se deja influenciar por factores externos (valores y opiniones de otras personas).
Se le llame como se le llame, aquí está el artículo que habla sobre cómo elegimos la belleza externa según esta variable.
¿Quiénes escogen a guapos como parejas? (Redactado por Pilar Jericó)
¿Qué valoramos más de nuestra pareja su belleza física o su belleza interior? Ya sabemos que todos, puestos a elegir, preferimos que nuestra potencial pareja sea atractiva. Ahora bien, dependiendo de nuestro carácter estaremos dispuestos a preferir una belleza impresionante aunque esté “hueca por dentro”.
Así lo ha demostrado la ciencia al descubrir una curiosa variable en nuestro comportamiento: el nivel de “auto observación”, es decir, el grado de importancia que otorgamos a lo que dicen de nosotros.
Hay personas que son muy sensibles al contexto y actúan más de acuerdo con lo que dicta el entorno que con lo que piensan o sienten (en psicología social se llama alta “auto observación”). Sin embargo, hay otros que se sienten menos constreñidos, que no les preocupa tanto dar una buena impresión y actúan conforme a lo que piensan
Estos últimos son aquellos de los que tradicionalmente se ha dicho “tienen personalidad” o en términos psicológicos se diría que presentan una baja “auto observación”. Pues bien, dependiendo de la importancia que otorguemos al entorno preferiremos un tipo de pareja u otro sacrificando otra serie de variables. Los primeros se decantarán exclusivamente por la belleza y los segundos, se preocuparán más por las características personales de sus posibles compañeros. Veamos algunas investigaciones al respecto.
Allá por los 80 los psicólogos reunieron a varios chicos que estudiaban en la Universidad de Minnesota y que no tenían novia. Les facilitaron 50 expedientes de posibles compañeras para tomar un café en la universidad. Se buscaba, por supuesto, que los estudiantes se imaginaran que aquella cita iba a ser la primera de una posible relación.
Cada expediente contenía tres páginas: la primera era una descripción de las actitudes y preferencias de la chica en cuestión; la segunda página era de relleno con información engorrosa; y la tercera contenía una fotografía de la candidata. Se les dio un tiempo ilimitado de consulta y como nos podemos imaginar, los investigadores detrás de un espejo analizaron quién ponía más atención en la primera o en la tercera página.
Y la conclusión fue clara: aquellos chicos que estaban más condicionados por el entorno (es decir, alta “auto observación”) se decantaron más por el físico. Sin embargo, los que no valoraban tanto la opinión de los otros prefirieron chicas con excelentes atributos personales. En otras palabras, si actúas más en concordancia con lo que dicta el entorno que con lo que sientes o piensas, es más probable que busques una pareja realmente atractiva a ojos de los demás.
Pero los investigadores dieron un paso más y buscaron hasta qué punto se está dispuesto a sacrificar belleza interior por exterior, si se me permite la expresión. Para ello, reunieron de nuevo a chicos que en este caso solo tenían que escoger entre dos mujeres para cenar esa noche: una muy atractiva pero con características personales desagradables; y otra que, sin ser guapa, tenía cualidades personales muy positivas e interesantes. Pues bien, ocurrió exactamente lo mismo: El 81 por cierto de los hombres menos vulnerables a la opinión del entorno escogieron a la mujer menos atractiva físicamente. Sin embargo, de los chicos que estaban más condicionados por la opinión de terceros el 69 por ciento prefirieron a la chica guapa a pesar de que su carácter fuera realmente desagradable (habría que preguntar el por qué de fondo, pero aquí no tenemos datos)… En definitiva, cuanto más nos importe lo que los otros digan de nosotros, más estaremos dispuestos a sacrificar belleza interior por belleza exterior.
Alguien podrá pensar: Los anteriores experimentos son solo con hombres. ¿Y a las mujeres nos ocurre lo mismo? Pues sí, me temo que exactamente igual. Los investigadores, a quienes no se les escapan estas cosas, se lanzaron de nuevo con una tercera prueba. En esta ocasión, se les pidió a hombres y mujeres que analizaran la información sobre la personalidad y las fotografías de cinco hombres y cinco mujeres. Después de ello, se les sugirió que reunieran a las parejas que en su opinión “serían más compatibles”. Pues bien, aquellas personas más vulnerables al entorno propusieron parejas basadas en el atractivo físico. Mientras que los que les importaba menos lo que los demás piensan de ellos se decantaron a la hora de hacer las parejas por las características personales. Así pues, nuestra forma de ser afecta a lo que opinamos de las relaciones románticas y seguramente, a los consejos que demos. Si consideramos que el físico es crucial, le recomendaremos a amigos que escojan parejas atractivas; y viceversa. Por ello, a la hora de escuchar determinadas sugerencias tengamos en cuenta también de quién viene y cuál es su grado de vulnerabilidad al entorno.
Insistimos: puestos a escoger todo el mundo prefería que su pareja fuera atractiva. La clave está en hasta qué punto estamos dispuestos a sacrificar su belleza interior por la exterior.
(Fuente del artículo original, aquí)
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Lo de «en definitiva, cuanto más nos importe lo que los otros digan de nosotros, más estaremos dispuestos a sacrificar belleza interior por belleza exterior» me parece un poco reduccionista. ¿No puede ser acaso que tu entorno específico te presione a elegir personas con más personalidad que belleza? Hoy en día se es muy crítico hacia una persona que elige a su pareja basándose únicamente en percepciones de belleza, ¿no podría funcionar la auto-observación de manera contraria? Tal vez la gente te diga: eres un superficial, deberías ir a por la belleza interior. Pero sin embargo, tu prefieras sinceramente que tus parejas sean bonitas. ¿Y si yo diera preferencia a la belleza exterior? Entonces, hacer caso a este artículo, sentirme mal por ello, y comenzar a buscar parejas por su interior, ¿no sería eso un claro ejemplo de auto-observación?
Peach Head, este artículo nos invita a la reflexión, a preguntarnos a nosotros mismos:
¿Elijo a mis parejas sólo por su belleza exterior?
En el caso de que sea así, ¿esa decisión está influida por el qué dirán de los demás?
El que crea que sí está influida, puede cambiarlo, si así lo quiere.
El que crea que no, que sólo es su gusto personal, para qué cambiar, si le va bien 😉
Yo me encuentro en el punto medio: No necesito que la chica sea un bellezon, con que sea normal fisicamente me basta y me sobra, y a medias me importa lo que dice los demas sobre mi.
Sin embargo, si yo estuviera ocn una chica super fea que a mi me pareciera superguapa, no me importaria en absoluto lo que dijeran los demas. Me ha pasado al reves, estar con una chica guapisima (segun los demas) pero a mi parecerme lo mas normal del mundo fisicamente.
Yo ya lo dije una vez:
Un artículo que invite a la reflexión siempre está bien, y si es sobre tu proceso de elección de pareja, mejor aún. Yo estoy de acuerdo en que uno debe pensar en si sus decisiones vienen influidas por los demás y las presiones que recibe del exterior. Pero no me parece que sólo pueda funcionar en una dirección, que si te influyen los demás, el resultado será que te fijas únicamente en la belleza exterior. Cada uno tiene sus gustos 😀
¿Y no era la cara el espejo del alma? 🙄
Arkrenko dice: si tiene bonita la sonrisa, es bonita ella, y tiene bonita el alma, ¡y todo lo demás! 😛
Quizás se trate de diferenciar lo que me parece bello a mí, (causa placer a mis ojos, por X motivos, que pueden ser infinitos) de lo que se acepta como belleza a ojos de todos (por motivos precisos). Ambas cosas provocan atracción; habrá personas que les atraiga más poderosamente una cosa que otra. Pero finalmente la belleza exterior parece determinante siempre.
Un ejemplo (salvando las distancias) Vas a comprar un gato. Entiendes de razas y aceptas como belleza unas características expecíficas; será, también para tí, más bello el gato que reúna más características propias de esa raza (color, pelo, tamaño etc)
Pero a la hora de elegir llevarte uno a casa… Habrá quien se enamore del que más características reúna y más se asemeje a la imagen de un pura raza, que le haga sentir orgulloso y feliz de poseerlo, mostrarlo y cuidarlo… Y habrá, quien se enamore de un mestizo, cuya visión le deje prendido, le mueva, ó conmueva, y le despierte el deseo de acariciarlo, jugar con él, abrazarlo, chincharlo, hacer feliz, y verle cada día en casa … Ambos eligen por la belleza y el deseo de hacerlo suyo, que la apariencia del gato les despierte… Y ambos por amor…
Jugue.
por culpa de gente superficial me han chamuscado ligues.
por ejemplo algo real que me paso:
Una ves, en el supermercado, el cual frecuentaba ir a comprar, me encontré con el chico que me latía un buen, (él iba acompañado con dos mujeres) entonces le escuche susurrar (muy emocinado) a su amigas «¡esa es la chica que me gusta!», a lo que ellas enseguida dijeron (con cara de despectivas) ¿enserio? ¡hombres! ¡que mal gusto tienen! (y quien sabe que otras cosas feas le habrán dicho) que desde ese incidente, él ya nunca más me volvió a sonreír en la vida.
lamentablemente no es la única ves que me ha pasado.
en otra coasion.
tenía ya tres meses de clases con un compañero con el que me llevaba de maravilla, hasta que un día, uno de sus amigos llamado eduardo le dijo: oye cesar pero que mal gusto tienes, nunca falta un roto para un descocido ¿verdad? – solo somos amigos (conteste) – él asento ¡si, solo somos amigos!
pero eduardo le empezo a molestar y desde entonces mi compa cesar se alejo de mí, ¡hasta el grado de dejarme de hablar!
la verdad esque son a pocos a los que les gusto y con esa gente superficial que me echa tierra, nunca avanzo.
Y ahora entiendo porque me atraen tanto los hombres solitarios, en el momento que no tienen amigos, enfin.