Seduccion. Magazine del diario El Mundo. Psicología y peinados

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Como os adelanté el otro día, tengo el placer de comunicaros que el domingo pasado, 17 de enero de 2010, en la revista Magazine del diario El Mundo, salió publicado un artículo en el que colaboro, relacionado con la imagen y la seducción, y que os traigo hoy.

Señalo en color azul la parte del texto del artículo que es de mi autoría.

Os dejo el artículo, abajo, también en fotos.

PSICOLOGÍA: CUIDADO, SU PELO PUEDE DELATARLE

El pasado 7 de enero, el Congreso de los Diputados aprobó la Ley General de la Comunicación Audiovisual que establece, entre otras normas, la prohibición de emitir en horario infantil anuncios que promuevan el culto al cuerpo y el rechazo a la autoimagen.

Con este punto de la nueva regulación, lo que se pretende es evitar el repudio social por la condición física y rechazar la idea de que el éxito se deba a factores como el peso o la estética. Sin embargo, y a pesar de las buenas intenciones de la normativa, lo cierto es que la imagen es, en la actualidad, nuestra carta de presentación y, en la mayoría de las ocasiones, será decisiva para ser aceptados o no en un determinado ámbito social.

Desde el primer encuentro, nos formamos una idea de la personalidad de los demás basándonos en su estética, que engloba tanto la indumentaria como el peinado. Y aunque, cómo dice el refranero español «el hábito no hace al monje», «por el corte de pelo, la forma y el color podemos llegar a intuir hasta la ideología política de una persona», afirma Montse Guals, asesora de imagen y directora de Qué me pongo.

SEGÚN LA LÍNEA

«Hasta la fecha, la Psicología no ha realizado ningún estudio serio sobre la relación que existe entre la personalidad y el peinado», explica Alberto Hidalgo, psicólogo y autor del libro Psicología y seducción, disponible en la web. Sin embargo, es cierto que la forma de acicalarse el cabello «nos puede servir para hacer una primera hipótesis sobre cómo es una persona: presumida, tímida, limpia, artista, rebelde. Pero sólo sería una etiqueta temporal que debemos comprobar al conocerla a fondo«, advierte Hidalgo.

Sin llegar al rango de dogmas o teorías científicas, existen ciertas pautas que usted puede tener presentes la próxima vez que le diga a su peluquero eso de «quiero un cambio de look», para que no parezca una persona totalmente distinta de la que realmente es.

La diferencia entre parecer, por ejemplo, agresivo o pacífico radica, según Montse Guals, en las líneas que, imaginariamente, «dibuja nuestro cabello». Así, una forma angulosa, como la de una cresta (imagen 12 y 13) expresa agresividad, distanciamiento y no suele gustar.

Un pelo ondulado, sinuoso, como el de la imagen 1, revela una personalidad más cercana, afín y poco seria. El pelo que forma líneas verticales (imagen 6) o que hace que la cara parezca más alargada (como en el caso de las melenas lisas e igualadas), hace que la persona parezca seria, distante y austera.

Los cabellos desgreñados, no estáticos y con líneas quebradas, como el de la fotografía número 2, aportan una imagen jovial, distendida, típica de «un cuidado descuidado», señala la asesora. Por otro lado, «Elevar el pelo liso y engominado provoca en los demás cierto respeto o, incluso, corte», apunta Guals.

La personalidad que los demás nos atribuyen depende, además del peinado, de la actitud con la que lo luzcamos. «Si un chico con cresta entra en una iglesia, los feligreses le mirarán mal. Si él responde con una sonrisa amable, es posible que crean que es un buen chico«, señala Hidalgo. Si devuelve una mirada irreverente, generará repudio.

Asimismo, el rechazo o el agrado que un peinado (y la persona que lo lleva) nos provoca, también está «fundamentado en un cúmulo de experiencias que cada uno de nosotros hemos vivido y en las que basamos una escala de valores relativa a la estética», afirma Hidalgo.

RAZONES

Tal vez, el día que usted acuda a su peluquero para lo del cambio de imagen tenga un motivo para hacerlo distinto al de querer demostrar cuál es su verdadera personalidad.

«Existen diferentes variables que influyen a la hora de elegir un peinado. Por ejemplo, puede ser por motivos funcionales, como tener un trabajo donde tenemos que llevar un look acorde a lo que se requiere«, explica Hidalgo, quien añade: «Puede ser también por causas de influencia o imitación de alguien a quien se admira. A veces, usamos la imagen para tapar algún defecto o algo que no nos gusta, como unas orejas grandes. Por comodidad, por cuestiones culturales, porque nos gusta cambiar, porque queremos formar parte de un grupo social o, incluso, porque queremos romper con una etapa de nuestra vida y decidimos acompañarlo con un cambio de imagen«.

«Entre nuestros clientes se encuentran muchos altos ejecutivos que quieren adaptar su imagen a la ideología de su empresa», cuenta Guals. «Por el mismo motivo, muchos políticos también cambian su peinado. Ellos se deben a una sociedad que les ha votado según unos ideales y es su deber adaptar su imagen a la ideología de su partido», explica la asesora. Pone un ejemplo conocido: «Desde el comienzo de su primera legislatura, en 2004, Rodríguez Zapatero ha cambiado mucho su rostro. Las líneas de su cabello son más rectas, para dar una imagen de mas seriedad y seguridad», explica Guals.

CAMBIOS

No obstante, «nunca deberíamos dejarnos guiar por las modas», aconseja la experta, y explica el porqué: «El peinado es casi más importante que la ropa porque con él te levantas cada día y es la pieza clave para subir a bajar la autoestima».

Aún así, es aconsejable que, de vez en cuando cambiemos de peinado: «El peinado va marcado por nuestra personalidad y ésta, a su vez, por el peinado. Y ya que nuestra forma de ser varía, también ha de hacerlo la manera de peinarnos», recomienda Guals.

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Haz «click» DOS veces sobre las fotos. Las verás en grande y serán legibles.

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Si quieres leer más post de tu interés, puedes encontrarlos ordenados en la Guía de la Web.

10 comentarios en “Seduccion. Magazine del diario El Mundo. Psicología y peinados

  1. El tio de la foto se me parece un webo a TED MOSBIUS sobre todo en las fotos 8 y 9 jejejjeje

  2. Pero si es que no están peinadosssssssss están «despeinados» la mayoría,jee! 😉

    ¿Es cierto que quien lleva flequillo no quiere que sepan lo que piensa realmente?…¡Yo casi siempre lo llevo!… 🙂

  3. Hola

    Después de un tiempo alejado, por un poquito de mala salud que he tenido estos días, vuelvo a la carga para decirte que… ¡¡¡Enhorabuena!!! Que sales en una revista de difusión nacional… ¡otra vez! :-D.

    Por cierto, muy de acuerdo con tus apreciaciones. También tiene que ver la estética. Hay rostros a los que les viene mejor el pelo lacio, a otros mejor el rizado, y son personas que lo saben porque se lo ha dicho un profesional, así que su pelo refleja muchos otros factores aparte de la personalidad. Claro, que también alguien que se haga un peinado muy atrevido ya está mostrando que no le da miedo probar cosas nuevas. Supongo que habrá que mirar el peinado caso por caso y cambiar de etiqueta si otros hechos de su comportamiento nos demuestran que no es tan parecido a lo que indicaban sus pelos 🙂

    Un saludo.

    Juan.

  4. Si es cierto lo del flequillo…conmigo no vale, suelo decir lo que pienso,jajaja

    Muy interesante el artículo,buenas tus aportaciones, me encanta el punky que sonríe a los feligreses, es que lo he visualizado…La cosa está en lo no verbal! 😉 y en ir limpito,oiga.

  5. Para Regina, Intuitiva y sus respectivos flequillos jeje:

    «nos puede servir para hacer una primera hipótesis sobre cómo es una persona: presumida, tímida, limpia, artista, rebelde. Pero sólo sería una etiqueta temporal que debemos comprobar al conocerla a fondo«, advierte Hidalgo».

    Además, influyen muchísimo las modas, y lo cultural. Por ejemplo, en España están de moda los flequillos y, en China, van todos con flequillo 😉

  6. Queria compartir una cosilla…

    El otro día de noche con mi amigo,que nos quedamos ambos solos de marcha y yo que soy muy de sacar conversaciones y sólo se me calla con besos…jeje le conté este estudio a ÉL, y como ya he comentado llevo flequillo…en concreto destaqué el tema de «Quien lleva flequillo pretende esconder las ideas»…

    Cuando me ruborizo, tengo la costumbre de retocarme el flequillo, y me sucede en momentos de intimidad…

    Y estaba yo bailando y el parado… y yo le decia que si se aburria…y él que no que me miraba, a lo que me retoco el flequillo mientras le pongo mirada pícara…captando él perfectamente la intención…

    A lo que me dice…»No intentes esconder tus ideas» y surge una conversación tipo «qué estaré pensando…» tal y cual, ya con el resto miraditas, sonrisitas, tonteo y súper cierre, besazo…de él a mi, me estaba leyendo la mente a pesar del flequillo 😉

    Asi que de algo sirven estos estudios de dudosa rigurosidad científica,jaja

  7. Señalo,el artíclo es genial, lo de dudosa rigurosidad científica,lo digo,por el tema de las modas y demás…y la individualidad de cada uno y eso, ojalá fuera tan sencillo analizar a alguien desde el aspecto, pero servir, sirve 😉

  8. Buen ejemplo, Regina. A eso me refiero en el artículo. A que si alguien quisiera tratar de tapar sus ideas con el peinado, lo haría poniéndose un flequillo. Igual que tú haces, inconscientemente: te retocas el flequillo cuando te ruborizas… Qué estarías tú pensando que no querías que él viera jeje

    Pero claro, eso no significa que todo aquel que lleve flequillo quiera esconder sus ideas. Hay cientos de variables que influyen: moda, cultura, etc.

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